Amargura

La Amargura nos detiene, afectando tu Identidad, propósito y destino. Una de las grandes tácticas del enemigo, que usa en las personas que tienen un potencial o llamado para extender el Reino de Dios, es aprisionándolas en la amargura y las heridas del pasado, las cuales directa o indirectamente llevamos dentro de nosotros.

Las personas que están controladas por la amargura y las heridas del pasado no logran alcanzar sus sueños, planes y propósitos de Dios, de las razones por lo que están estancados o atrapados en la pesadilla de recuerdos anclados en el pasado, sin poder olvidar o perdonar. Cuando guardas rencor o amargura pasas tiempo pensando en lo que te afecta, tu mente físicamente te cansas y te agotas, en vez de seguir con tus planes o sueños, solo piensas en tu amargura pasada, heridas y en seguir adelante a tu destino.

La amargura y las heridas nos comienzan a influenciar y empezamos a culpar a otros por nuestros fracasos, culpando a los demás por lo que nos está sucediendo, también surge la frustración, como resultado las personas atrapadas en la amargura y las heridas del pasado se encuentran en un callejón sin salida.

La cruda verdad es que el potencial de ayer se detuvo, la amargura de hoy te quiebra, te anula para los propósitos y metas alcanzadas. Cuando caminas herido te dejas de alimentar por la falta de perdón y vives pensando en lo que te hicieron, los que te hirieron. Son momentos de tomar decisiones y perdonar. El Apóstol Pablo, nos escribe de esta manera

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Mas bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que esta delante. sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
-Filipenses 3: 13 – 14

Cuando leemos la vida del Apóstol Pablo en la Palabra de Dios, nos damos cuenta que tuvo momentos difíciles que superar personalmente, no dejo que la amargura y los momentos de dificultad lo detuviera. Toma el camino de Jesús, perdono y siguió hacia adelante, la amargura te detiene atrae los miedos y no te deja avanzar.

Debemos aprender de los hombres y mujeres de Dios, a pesar de momentos difíciles, dolor y soledad, dejaron que esto sea un obstáculo en sus vidas, perdonando cada día y caminando con un corazón limpio. No dejes que la amargura te detenga, ve en busca de Jesús y dile lo que tienes y lo que llevas por dentro y serás libre.